El bebé y sus necesidades

¿A qué se debe el llanto del bebé? ¿Qué necesidad desea satisfacer? En principio, las necesidades de un bebé son fáciles de distinguir y, si se las interpreta correctamente, se pueden apaciguar en forma inmediata. Por ejemplo:

·      Necesidad de dormir.

·      Cambio de pañales.

·      Hambre. 

·      Falta o exceso de abrigo.

·      Necesidad de contacto.

·      Picazón por ropa de tela irritante.

·      Ganas de defecar.

Las soluciones para cada una de las necesidades de esta lista son concretas y simples, y la atención de los padres es lo que permitirá identificar cuál es el requerimiento a satisfacer. Esa atención, no solo fortalecerá el vínculo con el bebé, sino que también ayudará a detectar otras necesidades que harán que se acuda de inmediato al pediatra, como en el caso de una enfermedad o un accidente.

El reclamo del bebé: enseñar a esperar

Al poco tiempo de nacer, los bebés son capaces de identificar las expresiones de afecto de sus padres y de reclamarlas con insistencia. Una mamá conectada con su bebé lo escuchará llorar y distinguirá si se trata de dolor, berrinche, hambre, sueño o deseos de ser acunado, y accederá a satisfacerlo según lo que sienta que él siente.

Si en la relación entre la mamá y el bebé se logra al principio una verdadera y consolidada dependencia absoluta, esa personita en crecimiento irá construyendo una línea de existencia autónoma. Es decir, que para llegar a ser alguien libre hace falta haber estado dependientemente vinculado y luego desprenderse, paulatinamente y sin romper de manera destructiva esa línea de existencia, hacia la autonomía.

En esta relación entre la mamá y su bebé, se comprobará que hay bebés más tolerantes que otros; algunos aprenden tempranamente a esperar los cuidados o el consuelo de su madre; a reconocer que una demora no constituye una catástrofe. Este rasgo es fundamental, porque ayuda a conformar, en el bebé, el sentimiento de tolerancia que le será útil para afrontar las situaciones desafortunadas de la vida.

Saber esperar implica mantener la ansiedad a raya para pensar cómo resolver los problemas con mayor claridad. La ansiedad lleva a la desesperación y muchas veces genera sentimientos depresivos que le restan potencialidades a una persona.

Una madre que acompañe a su bebé en el manejo de la tolerancia le transmitirá la idea de que esperar es algo bueno. A su vez, la tensión provocada por una necesidad será vivida como una esperanza de transformación. Por el contrario, las madres que no enseñen a esperar se verán rápidamente en serios problemas.

 

Artículo extraído y adaptado de Escuela para Padres

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